Presentación del caso – Motivo de consulta y contexto personal Una mujer de 42 años acude a consulta preocupada por su colesterol alto. Viene derivada tras una analítica en la que han detectado hipercolesterolemia leve, y ella cree que puede deberse a los “picoteos” que tiene por la tarde, que últimamente han ido a más. También quería trabajar su relación con la comida. Decía que por las tardes tenía una ansiedad desbordante, que se comía lo que fuera, sin hambre real. Se culpaba constantemente, se sentía fuera de control y con una enorme frustración porque siempre había sido muy consciente de su alimentación. Me cuenta que no entiende por qué le pasa, porque siempre ha comido bien, lleva una alimentación bastante equilibrada, y aunque no hace mucho deporte, se mantiene activa. Trabaja como administrativa en una empresa de seguros. Tiene dos hijos adolescentes, poco tiempo para ella y la sensación constante de que va a mil. Me explica que a media tarde llega a casa, cansada y con ansiedad, y que ahí es cuando arrasa con lo que pilla. Dice que duerme mal desde hace unos meses, que se despierta de madrugada sin motivo, que se nota más irritable y que últimamente le cuesta más concentrarse en el trabajo. También ha notado que su cuerpo ha cambiado: “Estoy más hinchada, me noto más barriga, aunque coma igual”, comenta. Le pregunto por su menstruación, y me dice algo muy típico: “Siempre la he tenido irregular, así que no sé… a veces me viene cada 40 días, a veces se me salta un mes entero, pero esto me pasa desde siempre”. Por eso, ni se plantea que lo que le está pasando pueda tener que ver con la menopausia. Desarrollo del caso – Qué vimos en consultaRevisamos su analítica. Efectivamente, hay una hipercolesterolemia, pero también aparecen otros datos que me llaman la atención:Déficit de vitamina D,Ferritina un poco baja,Magnesio en el límite inferior,Glucosa en ayunas un poco elevada,Y un perfil lipídico alterado, con un LDL elevado y HDL algo bajo.Con todo esto, y teniendo en cuenta la edad, los síntomas, el insomnio, el cambio en la distribución de la grasa corporal, la irritabilidad, la niebla mental y el déficit de vitamina D, empiezo a pensar en una posible perimenopausia.Se lo planteo, y se sorprende. “¿Tan pronto? Si todavía tengo la regla…”, me dice. Le explico que esta etapa puede comenzar años antes de la menopausia como tal, y que lo que le está pasando encaja perfectamente con ese perfil. Intervención – Cómo lo trabajamos En consulta decidimos abordar el caso desde varios frentes:Alimentación:Adaptamos su pauta para favorecer el control del colesterol, pero también para mejorar su saciedad y estabilidad energética por la tarde.Añadimos más proteína en desayuno y comida.Trabajamos el equilibrio en las meriendas para prevenir los atracones y redujimos los azúcares simples.Incorporamos alimentos ricos en fitoestrógenos y omega 3.Relación con la comida:Exploramos el papel del picoteo como vía de escape ante el cansancio y la frustración.Introducimos estrategias de autocuidado emocional que no pasaran por la comida.Le ayudé a dejar de culpabilizarse y a comprender que no era falta de voluntad: era su cuerpo atravesando una transición.Ejercicio físico:Le recomendé ejercicios de fuerza dos veces por semana, empezando por rutinas sencillas en casa.Incluimos también caminatas diarias para mejorar su metabolismo, descanso y ánimo.Sueño y descanso:Ajustes de hábitos antes de dormir.Rutinas de relajación y revisión del entorno del sueño.Consideramos junto con su médico la suplementación con melatonina.Suplementación:Vitamina D, por el déficit evidente.Magnesio por sus beneficios en esta etapa (descanso, estado de ánimo, regulación hormonal).Omega 3 por perfil lipídico y efecto antiinflamatorio. Evolución y resultados A las 4 semanas, ya notaba cambios:El picoteo por la tarde se redujo drásticamente.Dormía mejor.Tenía más energía durante el día.Se sentía menos culpable y más conectada con su cuerpo.Y lo más importante: empezó a reconciliarse con esta etapa, entendiendo que no era una enfermedad ni una derrota, sino un proceso natural que, con el enfoque adecuado, podía atravesar con bienestar.A los 3 meses, la analítica mejoró notablemente:Bajó el colesterol total y el LDL.Subió el HDL.Vitamina D dentro de rango.Y, además, había recuperado el control sobre su alimentación sin necesidad de restringir ni contar calorías. Conclusión Muchas mujeres llegan a consulta preocupadas por su colesterol, su peso o su ansiedad por la comida, sin saber que lo que de verdad está ocurriendo es que han entrado en la perimenopausia. Y como no se lo han explicado, lo viven con culpa, confusión y soledad.Este caso nos recuerda la importancia de mirar más allá del síntoma y de acompañar esta etapa desde la comprensión, el respeto al cuerpo y un enfoque integral. Porque cuando entendemos lo que nos pasa, es mucho más fácil cuidarnos. Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/comiendo-con-maria-nutricion--2497272/support.